Palmeral de Gracia y Perdón.

Nov 20, 2022Blog

4 Muéstrame, oh, Jehová, tus caminos; Enséñame tus sendas. 5 Encamíname en tu verdad, y enséñame; Porque tú eres el Dios de mi salvación: En ti he esperado todo el día. 6 Acuérdate, oh, Jehová, de tus compasiones y de tus misericordias, Que son perpetuas. 7 De los pecados de mi juventud, y de mis rebeliones, no te acuerdes; Conforme a tu misericordia acuérdate de mí, Por tu bondad, oh, Jehová.” (Salmo 25:4–7) (RV2004).


¡Qué oración más hermosa para hacerla nuestra! Pedirle a Dios que nos muestre sus caminos, que nos enseñe y nos guíe en su verdad. Que tenga presente su gran amor por nosotros y que olvide nuestros pecados.


Dios nos salva y nos instruye. Pero es necesario que como expresa el salmista nosotros lo anhelemos y también le digamos: “muéstrame, enséñame, guíame, encamíname” para estar en sintonía con él. Podemos haberle entregado nuestro corazón, pero el afán y la ansiedad, el trajín, las preocupaciones, los problemas pueden distanciarnos de él y hasta conducirnos a tomar decisiones erradas lejos y fuera de su voluntad.


Esta oración expresa el deseo de una vida justa, recta y honesta. Por eso el salmista pide además el perdón de los pecados de su juventud confiando siempre en su misericordia. Cuando ora así, lo hace confiado en los atributos de Dios: “Bueno y justo es el SEÑOR; por eso les muestra a los pecadores el camino. Él dirige en la justicia a los humildes y les enseña su camino. Todas las sendas del SEÑOR son amor y verdad para quienes cumplen los preceptos de su pacto.” Y está seguro de que le extenderá una vez más su misericordia: “Por amor a tu nombre, SEÑOR, perdona mi gran iniquidad.” “Por amor a su nombre quiere decir: por su fidelidad, por su pacto, por su naturaleza santa, por su compromiso con los que se arrepienten y humillan.


Todos, como la nación rebelde Israel, tenemos una naturaleza pecaminosa, que va a necesitar arrepentirse y humillarse delante de Dios. En más de una ocasión he tomado para estas palabras: “Desde ahora te haré conocer cosas nuevas; cosas que te son ocultas y desconocidas. Son cosas creadas ahora, y no hace tiempo; hasta hoy no habías oído hablar de ellas; para que no dijeras: “¡Sí, ya las sabía!” Nunca habías oído ni entendido; nunca se te había abierto el oído. Yo sé bien que eres muy traicionera, y que desde tu nacimiento te llaman rebelde. Por amor a mi nombre contengo mi ira; por causa de mi alabanza me refreno, para no aniquilarte. ¡Mira! Te he refinado, pero no como a la plata; te he probado en el horno de la aflicción. Y lo he hecho por mí, por mí mismo. ¿Cómo puedo permitir que se me profane? ¡No cederé mi gloria a ningún otro!” ¡Dios nos perdona, y nos da las evidencias de su gracia y abundante paz! Por lo cual te declaro esto a hora.


Oremos: Señor ayúdame a encontrar la dirección tuya, a fiarme de tu misericordia y perdona mis faltas. En Cristo Jesús, Amén, Amen.
Ps. Cáceres

1 Comentario

  1. pscaceres@gmail.com

    Muy bueno

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