Palmeral de Libertad.

Nov 13, 2022Blog

1 Salmo de David. A ti, oh, Jehová, levantaré mi alma.
2 Dios mío, en ti confío; No sea yo avergonzado, No se alegren de mí mis enemigos.
3Ciertamente ninguno de cuantos esperan en ti será confundido; Serán avergonzados los que se rebelan
sin causa” Salmo 25:1-3

Esta alabanza comienza con una hermosa expresión: “A ti, Señor elevo mi alma”, esto significa levantar mi corazón a Dios, dirigirse a él en oración (literalmente en el hebreo: “arriba los corazones”). El dulce cantor tiene un corazón humilde, y con esta actitud es que ora y pide siempre la intervención divina para toda circunstancia ya sea de él o de la nación afirmándole su confianza: “Dios mío en ti confío”.


Uno de sus deseos es no ser avergonzado. La vergüenza es un sentimiento emocional espinoso que puede sembrarse en el corazón de los hombres y mujeres. Y nos sucede a muchos, un acto que rebaja ante la vista propia o ajena que nos hace sentir muy mal con nosotros mismos.
De pronto creemos que no somos lo suficientemente buenos, que nos falta algo, que no somos como las otros, o nos sentimos incompletos, inadecuados e incapaces y nos aislamos o escondemos. Cualquier persona puede ser cautiva de la vergüenza. Y cualquier persona podría avergonzarnos. Lo malo es que la vergüenza puede llegar a impregnar nuestra identidad, aunque vivamos escondidos dentro de nosotros.
A través del profeta Isaias, cap. 54. Dios se dirige a la nación de Israel como si fuera una mujer, le dice que él es su Hacedor, Su Salvador y su esposo.

Esta nación Israel había sido afrentada y abochornada por su desobediencia, sin embargo, Dios no quiere que siga viviendo en esta condición y le dice: “No temas, porque no serás avergonzada. No te turbes, porque no serás humillada. Olvidarás la vergüenza de tu juventud, y no recordarás más el oprobio de tu viudez. Porque el que te hizo es tu esposo; su nombre es el SEÑOR Todopoderoso. Tu Redentor
es el Santo de Israel; ¡Dios de toda la tierra es su nombre!.


Oye ¿hay algo que les avergüenza de su pasado? ¿Te avergonzaron tus padres, tus compañeros o tus hijos e hijas? Levanta tu corazón al Señor y pídele que te libere de la Bochorno. Él no quiere que transite por la vida con la cabeza baja. Él dice que es “tu esposo y tu Hacedor”. Créele. Permite que te libere de la afrenta, rubor y como el salmista confía en su fidelidad divina.


Oremos: padre, enséñame a levantar mi corazón a ti y a liberarme de la turbación. En Cristo Jesús mi Señor Amén, amen.
Ps. Cáceres

1 Comentario

  1. Ramón Bernadac

    Amén 🙏 bendiciones.

    Responder

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *