13 porque tú formaste mis entrañas; me entretejiste en el vientre de mi madre.
14 Te doy gracias, porque has hecho maravillas. Maravillosas son tus obras, y mi alma lo sabe muy bien.
15 No fueron encubiertos de ti mis huesos a pesar de que fui hecho en lo oculto y entretejido en lo profundo de la tierra.
16 Tus ojos vieron mi embrión y en tu libro estaba escrito todo aquello que a su tiempo fue formado, sin faltar nada de ello.
¿Cuál sería tu reacción? si te encontraras con una persona muy parecida a ti; en el color de pelo, el hablar, color de piel, estatura y hasta la sonrisa.
La realidad es que vivirás toda tu vida y nunca te encontrarás con nadie que sea totalmente igual a ti centímetro por centímetro, libra por libra, piel por piel, cabello por pelo. Aun los mellizos “idénticos” tienen diferencias físicas. Aun si tu exterior se pareciera a otro, nadie puede ni siquiera empezar a describir las diferencias en tu interior. Nuestro cerebro tiene diferencias innatas evidentes. Nuestro medio ambiente crea diferencias aún mayores. Todas esas cosas se suman para hacer de cada uno de nosotros una persona extremadamente única.
Cuando se trató de crearte, Dios te hizo singular, única. De los miles de millones de seres humanos en el planeta Tierra en este momento, nadie es justamente como tú. Ocupas un lugar único en los designios perfectos de Dios, con un plan definido por El; Quizá no sepas todos los detalles de por qué Dios te diseñó exactamente de la manera como lo hizo. Pero él sí sabe. Aun antes de que nacieras, ya tenía planeado cada momento de tu vida. A lo mejor eres muy sensato, sabio, muy prudente, pero te gustaría ser un buen actor. O a lo mejor eres callado y preferirías ser dinámico, de aquellos que llegan a los lugares y todo el mundo sabe que estás ahí. No obstante, cada cualidad tiene su valor. Por eso, no malgastes tu vida deseando tener el cabello, el cuerpo, los talentos o las habilidades de alguna otra persona. Cada minuto que te enfocas en tratar de ser como otra persona es un minuto que te pierdes de ser tú mismo.
A Dios le super encanta la variedad. Por eso no es lógico pensar que pudiera crear gente idéntica. Su amor por nuestras diferencias se nota en la manera como nos creó. Altos, bajos, gordos, delgados. Gente que necesita anteojos. Gente a quienes les gusta dejarse crecer el cabello. Ojos negros, ojos azules. Gente con tonos de piel diferentes y con diferentes colores de cabello. Dios los hizo a todos.
Dios te ha dado una personalidad con cualidades y habilidades especiales, ¡cosas que hacen que tú seas tú! Sólo cuando puedas apreciar esas características podrás desarrollarlas al máximo. ¡Y únicamente cuando pongas en práctica todos los dones que Dios te ha dado serás todo lo que Dios tuvo la intención que fueras! Eres único e irrepetible, con un valor único. Tu molde se rompió.
Oremos juntos: Soberano Dios, ayúdame a valorar cada una de las cualidades que tú me has dado, a descubrir los dones que me pusiste en mí, para que lleve frutos para ti y para mis prójimos. Gracias, en Cristo Jesús, Amén, amén.
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